Aliento del Cielo
- Julia Castro
- 17 ago 2016
- 4 Min. de lectura

IMPACTANDO VIDAS
PARTE II
Dice Proverbios 10:11 y 32 “Manantial de vida es la boca del justo; pero violencia cubrirá la boca de los impíos.” “Los labios del justo saben hablar lo que agrada; mas la boca de los impíos habla perversidades.”
Una motivación debe ser para cada ser humano poder impactar a otros a hacer lo correcto y procurar el bienestar de los que están a su alrededor; no importando su estatus, ya que ésto no es lo que busca Dios de nosotros. Dios lo primero que pide de nosotros es nuestro corazón. Dice en Proverbios 23:26 “Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mi camino.” Dios nos pide aquello que mueve todo nuestro cuerpo y que se convierte en un simple safacón, en donde se guardan los pensamientos más tenebrosos hasta los instintos más espelusnantes que más tarde se convierten en pecado; llegando a nuestra mente para que lo ejecutemos. El Señor desea hacer cambios en nosotros para que hagamos el trabajo que él nos encomendó, pero para eso debemos ser entendidos de las órdenes dadas por nuestro Padre y nos dice que “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñandoos y exhortandoos los unos a los otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos y cánticos espirituales.” Colosenses 3:16.
De vez en cuando hacemos caso omiso y se nos olvida cuál debe ser nuestro comportamiento para mostrar lo que somos y qué hemos aprendido para llevarles a las vidas que están viviendo sin ningún tipo de esperanza. Necesitamos estar seguros de que lo que queremos hacer es “impactar vidas” llevándoles palabras llenas de seguridad y confianza, que nuestro mensaje sea agradable a sus oídos y entendible a su mente; que ese Dios que nosotros predicamos es el mismo Dios de ayer, hoy y por los siglos; que Su promesa de paz en medio de la tormenta es creíble cien por ciento. Dice Proverbios 10:11 “Manantial de vida es la boca del justo….”. El hombre justo es el que teme a Jehová, que camina en Sus preceptos, que vive en obediencia a Dios, que pregona que Jesús salva y viene otra vez por un pueblo que ha creído que Su sangre la derramó en la cruz del Calvario por todos. “Jesús es el manantial de vida”. Para “impactar vidas” es necesario creer nosotros primero, es llenarnos del amor de Dios, para que el mundo pueda ver que en Jesús está el perdón, la libertad, todo lo que sus vidas necesitan para ser transformadas. Jesús es la fuente de agua que salta para vida eterna. Jesús es el pan que satisface el hambre; no sólo para llenar nuestros estómagos, sino, para llenar nuestros corazones. Nuestro Dios quiere exhibir Su gloria en nosotros, pero para eso tenemos que dejarnos moldear, que su presencia se haga real en nosotros. Mientras estemos llenos de carnalidad y pecado, la gloria de Dios no hará su manifestaciòn en nosotros y por tanto no podremos alcanzar la vida que nos tiene reservada. Si no procuramos tener un acercamiento sincero con el “caballero de la cruz” y le permitimos que su sacrificio comience a hacer cambios en nosotros, difícilmente podamos disfrutar de esa gloria que desciende directamente del cielo y que como torrente se refresquen nuestras almas, todo aquello que impide una renovación sobrenatural suceda en nosotros, para que lo que Dios desea darnos, pueda llegar. Dice Gálatas 5:19-21 “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”. Ninguna de estas cosas es agradable a los ojos de Dios, pero la desobediencia no permite despojarse del pecado porque la carne hace que se sienta dulce al paladar y que la persona no sienta que esta cargando un paquete que lo está llevando al infierno. Haciendo el trabajo de “impactar vidas” nos pone en un lugar privilegiado delante del Señor; porque le estamos diciendo que tome él la dirección de nuestros corazones y nuestras mentes para que hagamos el trabajo de una manera eficaz y que podamos enseñarles a las personas Su mensaje. Cuando nos dejamos guiar por el Espíritu Santo de Dios, podamos estar seguros que haremos las cosas bien, pues estamos agradando a Dios y nos estamos poniendo a su servicio. Vamos a llevar el mensaje de salvación a un mundo que vive en tinieblas, para que vengan a la luz, y como dice Efesios 5:14 “Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo.” Si hacemos ésto, le estamos dando la vida de Cristo para que huyan del pecado y escapen por sus vidas de las garras del maligno. Dios nos está llamando a ser diferentes, tú puedes entrar a este ejército y ayudar a hacer este gratificante trabajo, el cual es arrebatarle las vidas al diablo y lograr que vengan a recibir la vida eterna.
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