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Aliento del Cielo

  • Julia Castro
  • 3 may 2016
  • 3 Min. de lectura

ES FACIL SER ESCLAVOS

“El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para ésto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del Diablo.” 1ra. Juan 3:8

Estamos hechos de un caparazón poco resistible a los embates de la vida; una mente finita que alberga todo cuanto penetra en ella y somos bombardeados por todo cuanto nos rodea. No es menos cierto que somos hechura de Dios, y como tales tenemos su soporte para seguir adelante y aunque arrecien las tormentas y creamos que el mundo se nos viene encima, debemos permanecer firmes y creer, porque inconvenientes siempre surgirán pero tendremos la ayuda necesaria en todo tiempo para vencer; siempre y cuando nos agarremos del Señor. Por la naturaleza humana que existe en nosotros es que somos tan vulnerables a reaccionar de forma abrupta y desordenada pero el Señor nos dice “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre nuestro enojo, ni deis lugar al Diablo.” Efesios 4:26-27 es por la sencilla razón que la ira que casi siempre es provocada por injurias, por actividades que nos sacan de nuestro contorno, nos pueden llevar a cometer errores tan graves como homicidio. Cuando no tenemos auto control de nuestros instintos, es cuando el enemigo de las almas llamado Satanás, nos hace esclavos de sus actividades, manipulándonos y utilizándonos como sus títeres. Es fácil caer en sus lazos, pero difícil zafarnos; por tanto no debemos caer en las falsedades del diablo, el cual pinta todo color rosa para que caigamos en sus redes: con facilidad nos enemistamos, comenzamos a murmurar, a injuriar, a buscar amistades que creemos verdaderas y nos vamos deslizando. Comienza el diablo a entrar su cizaña y a decirnos cosas negativas de nuestro semejante hasta que nos ponemos del mismo lado de él y nos hacemos partícipes de sus marañas. Por eso el Señor nos advierte como a sus hijos que somos “Airaos, pero no pequéis….CUIDADO!!!!!, el diablo está tratando de enrredarte; cuando nos enojamos tanto y permanecemos en ese enojo, es possible que lleguemos al punto de desearle hasta la muerte a cualquier persona; solamente con el hecho de pensarlo ya estamos pecando. El Señor nos dice : “…no se ponga el sol sobre nuestro enojo”, es decir, no te acuestes sin haber resuelto la situación que sea, pues tú no sabes en que momento puedes irte de este mundo o el Señor viene por su pueblo y te quedas. El mucho tiempo con esta condición de pecado, puede traer graves consecuencias y los engaños pueden seguir acumulándose y perjudicándonos de tal manera que se nos van formando “llagas” incurables y que nos van arropando hasta el punto de asfixiarnos.

El enojo, la ira, es como un veneno y cada día te asaltan pensamientos de cosas que quisieras hacer en contra de quien te ha producido ese enojo. Cualquier persona que dura mucho tiempo con ese veneno, podemos decir que está muerta de envida, pues es como un cáncer que se va tomando todos y cada uno de los órganos y cuando venimos a darnos cuenta, ya ha hecho metátasis sin dar tiempo a salvar nada.

El Señor desea que toda situación sea aclarada antes que transcurran los días, las horas, los minutos, los segundos, es decir, que corra el tiempo y los malos entendidos, los pleitos, las disensiones, las enemistades, los odios, los rencores y todo tipo de malestar nuble nuestros

sentidos, Vivir con enojo hacia elguien es pecado. “ El que practica el pecado es del diablo.” Su único deseo es mantenernos esclavizados en esa práctica ya que estas cosas son las que abren las puertas a morar eternamente en el infierno con él.

La advertencia del Señor sigue en pie y nos dice: “…y no deis lugar al diablo”, tenemos que estar alertas; pues en todo momento somos blancos de ataques. No debemos ceder. Dice en Colosenses 3:5 y 8 “ Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría. Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.” Saquemos todo ésto de nuestras vidas y corramos a Jesús, el cual rompe todas las cadenas del pecado. Dios te bendiga.


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