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Aliento del Cielo

  • Julia Castro
  • 29 mar 2016
  • 3 Min. de lectura

RESPONSABILIDAD DE SER MADRE

“Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”

Proverbios 22:6

Siempre acostumbramos a decir que “los hijos son el reflejo de los padres”, quizás en muchos casos sea cierto, pero en otros casos puede darse todo lo contrario por la sencilla razón que a veces tenemos los hijos y ellos no se crian cerca de nosotros; por lo tanto hay muchas cosas de nosotros que ellos no van a conocer y por lo tanto no van a imitar. Sabemos que la educación de nuestros hijos debe comenzar por nosotros los padres. Dios ha puesto sobre nosotros la responsabilidad de darles a ellos toda clase de enseñanza. En la Biblia encontramos la Parábola del Sembrador y encontramos en Mateo 13:1-9 Donde se nos habla de lo que sucedió con las semillas: Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra y brotó, porque no había profundidades; parte cayó entre espinos ; y los espinos crecieron y la ahogaron, pero parte cayó en buena tierra , y dio fruto. Aquí estamos hablando de los hijos y la pregunta sería ¿Estamos sembrando semillas del amor de Dios y su verdad en los corazones de nuestros hijos?. Es bueno

recordar que ser madre no es sólo traerlos al mundo y comprarles todo lo que ellos necesitan, llenarlos de regalos y muchas veces hacemos sacrificios para aparentar que nuestros hijos tienen lo mejor y a veces no tenemos ni para comer en el hogar.

Ser madre es tomar la rienda de nuestros hijos y obedecer el mandato del Señor cuando nos dice

“Instruye al niño” queriéndonos decir: enséñalo, edúcalo, corrígelo, y sobre todas las cosas toma tiempo para que le muestres mi palabra. Si ya eres madre y no has comenzado a hacer esta tarea, es tiempo de empezar, pues se hace necesario que ayudemos a nuestros hijos en su vida espiritual y quien mejor que tú y yo que tenemos más cercanía con ellos y pasamos más tiempo juntos; ya que el padre trabaja más horas fuera y se le hace más difícil venir a darle la instrucción que

nosotras las madres podemos darle. Cuando le damos a nuestros hijos esta palabra, estamos formando hombres y mujeres de bien, porque “cuando fueren viejos no se apartarán de ella”; es decir lo que le enseñamos a nuestros hijos en su niñez, será para toda la vida, estamos poniendo en sus vidas el tesoro de la salvación y sus corazones aprenderán a amar, a entender que la envidia y el egoísmo son sentimientos que destruyen y enferman. Dios está interesado en nuestros hijos, su amor hacia ellos lo hace manifiesto dándonos a nosotras las madres la gran responsabilidad de educarlos por el sendero del bien.

Encontramos instrucciones que Dios nos da en Deuteronomio 6: 5-9 “Y amarás a Jehová tu Dios

de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando

hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa,

y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu

mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus

puertas”. El futuro de nuestros hijos está en nuestras manos, ya tenemos las herramientas para guiarlos a ser hombres fuertes, decididos, temerosos de Dios, podrán hacerle frente a la vida sin ningún tipo de vergüenza.

Algo que debemos tener en cuenta, que nuestros hijos nos preguntarán acerca de cosas que nosotros hacemos y decimos delante de ellos, pues aunque nosotros muchas veces no nos damos cuenta, ellos están aprendiendo de nosotros y por tanto debemos ser cuidadosas (os) y es posible que algún día nos echen en cara lo que hicimos alguna vez ¿Nos consideramos verdaderamente

un ejemplo para nuestros hijos? ¿Está la palabra de Dios rigiendo nuestras vidas? ¿Estamos dejando que Dios nos instruya a nosotras para poder instruir a nuestros hijos?.

Usted y yo como madres tenemos la misión de Dios de enseñar su palabra a nuestros hijos. Encontramos en Proverbios 1:8 “Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no desprecies la dirección de tu madre; porque adorno de gracia serán a tu cabeza”

Proverbios 6:20 “Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no dejes la enseñanza de

tu madre; átalos siempre en tu corazón; enlázalos a tu cuello. Te guiarán cuando andes; cuando

duermas te guardarán; hablarán contigo cuando despiertes”. Observe la responsabilidad que Dios nos da como madres, obedezcamos a Dios para que seamos verdaderos ejemplos para nuestros hijos, ya que tendremos que dar cuenta de lo que Dios nos ordenó.

Dios te bendiga


 
 
 

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