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Aliento Del Cielo

  • Julia Castro
  • 28 mar 2016
  • 3 Min. de lectura

CÓMO VENCER LOS GIGANTES II

“Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podamos estar firmes contra las asechanzas del diablo.” Efesios 6:11.

En nuestro diario vivir se nos presentan diferentes situaciones que se nos van de la mano, quizás por nuestra inexperiencia, porque no sabemos buscar ayuda o quizás porque creemos que somos autosuficientes. En la Biblia podemos estudiar acerca de un acontecimiento, el cual creo que es el evento más reconocido hasta por los ninos; pues de ésto se habla como una de las historias bíblicas favoritas de la Escuela Dominical y por todas las personas que hemos tenido lucha con situaciones adversas. Estamos hablando de lo que sucedió con David y Goliat. En 1ra. Samuel 17 encontramos como se narra la historia que se suscitó cuando David mata a Goliat. Los filisteos juntaron sus ejércitos para la Guerra y también Saúl y los hombres de Israel; pero los filisteos tenían un paladin llamado Goliat; el cual traía casco de bronce en su cabeza, y llevaba cota de malla, cuyo peso era cinco mil ciclos de bronce. Sobre sus piernas traía grebas de bronce, y jabalina de bronce. El asta de su lanza era como un rodillo de telar, y tenía una lanza de hierro, e iba su escudero delante de él (Versos 5-7). Este filisteo desafiaba al campamento de Israel y solicitaba a alguien que peleara con él; y se turbaban oyéndolo y tuvieron gran miedo. (Versos 8-11).

En estos tiempos nosotros estamos peleando las mismas batallas que encontramos aquí en esta parte de las escrituras y las mismas siguen siendo peleadas hoy en día, pero desdichadamente todos los pleitos no han tenido el mismo resultado, pue muchos han perdido y caído muertos en el campo de batalla; donde muchos han sido vencidos por el enemigo y no me estoy refiriendo a la muerte física, aunque en las situaciones más trágicas (cuando alguien comete homicidios, o toma la decisión de quitarse la vida) si pueden suceder, hablamos de la muerte espiritual, ya que cuando alguien muere sin Cristo, muere dos veces. Nos preguntamos cómo es eso? Sencillamante porque de la única manera que no sucede eso es cuando recibimos a Cristo en nuestros corazones y su sangre nos limpia de todo pecado. Deseo que prestemos mucha atención porque en esta historia de las escrituras encontramos muy bien reflejado lo que sucede en nuestra vida hoy en día. Dice Efesios 6:12-13 “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra lo gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto tomad toda la armadura de Dios, para que podeís resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes”. Este filisteo estaba dispuesto a terminar con el pueblo de Isrel; pero nuestro Dios que es grande en misericordia tenía preservada la vida de su pueblo, como tiene hoy en día la nuestra. Aunque se levanten gigantes contra nosotros, no nos prodrán vencer pues él dijo qe estaría con nosotros hasta el fin. Nuestra fuerza está en Dios. David no necesitó toda esa armadura que tenía ese filisteo, pues su confianza estaba puesta en Dios; Saúl le dijo que él no iba a poder ir pues eres muy muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud. 1ra. Samuel 17:34 y 37 dice “David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada, salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca…..y lo mataba. Anadió David: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo. Y dijo Sául a David: Ve, y Jehová esté contigo.

Esa debe ser nuestra posición frente a los problemas. Aunque se levanten gigantes contra nosotros, queriéndonos destruir. David no quizo utilizar de la misma ropa que usaba el filisteo; pues cuando estamos en Cristo utilizamos la armadura que él nos da, pues son las que nos ayudan a derrotar al enemigo. No temamos a los gigantes, pues el Poderoso es Dios. Dios te bendiga.


 
 
 

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